Actividad 2
EJERCICIO DE CRONOLECTURA
Inicia la lectura y
cuando te lo indiquen deja de leer
Cuenta las palabras que
leíste
Velocidad lectora.
Al finalizar cada párrafo
entre paréntesis te indica el número de palabras leídas.
1.
LA ECONOMÍA
DE LA SONRISA.
2. Había
una vez un rey sabio y bueno que observaba preocupado la importancia que todos
daban al dinero, a pesar de que en aquel país no había pobres y se vivía
bastante bien. (
39)
3. ¿Por
qué tanto empeño en conseguir dinero?- preguntó a sus consejeros. - ¿Para qué
les sirve?
- Parece que lo usan para comprar pequeñas cosas que les dan un poco más de felicidad - contestaron tras muchas averiguaciones.
- ¿Felicidad, es eso lo que persiguen con el dinero? - y tras pensar un momento, añadió sonriente. - Entonces tengo la solución: cambiaremos de moneda. ( 103)
- Parece que lo usan para comprar pequeñas cosas que les dan un poco más de felicidad - contestaron tras muchas averiguaciones.
- ¿Felicidad, es eso lo que persiguen con el dinero? - y tras pensar un momento, añadió sonriente. - Entonces tengo la solución: cambiaremos de moneda. ( 103)
4. Y
fue a ver a los magos e inventores del reino para encargarles la creación de un
nuevo aparato: el portasonrisas. Luego, entregó un portasonrisas con más de
cien sonrisas a cada habitante del reino, e hizo retirar todas las monedas. ( 144)
5. ¿Para
qué utilizar monedas, si lo que queremos es felicidad? - dijo solemnemente el
día del cambio.- ¡A partir de ahora, llevaremos la felicidad en el bolsillo,
gracias al portasonrisas! ( 174)
6. Fue
una decisión revolucionaria. Cualquiera podía sacar una sonrisa de su porta
sonrisas, ponérsela en la cara y alegrarse durante un buen rato. ( 196)
7. Pero
algunos días después, los menos ahorradores ya habían gastado todas sus
sonrisas. Y no sabían cómo conseguir más. El problema se extendió tanto que
empezaron a surgir quejas y protestas contra la decisión del rey, reclamando la
vuelta del dinero. Pero el rey aseguró que no volvería a haber monedas, y que
deberían aprender a conseguir sonrisas igual que antes conseguían dinero. ( 259)
8. Así
empezó la búsqueda de la economía de la sonrisa. Primero probaron a vender
cosas a cambio de sonrisas, sólo para descubrir que las sonrisas de otras
personas no les servían a ellos mismos. Luego pensaron que intercambiando
portasonrisas podrían arreglarlo, pero tampoco funcionó. (334)
9. Muchos
dejaron de trabajar y otros intentaron auténticas locuras. Finalmente, después
de muchos intentos en vano, y casi por casualidad, un viejo labrador descubrió
cómo funcionaba la economía de la sonrisa. ( 396)
10.
Aquel labrador había tenido una estupenda cosecha
con la que pensó que se haría rico, pero justo entonces el rey había eliminado
el dinero y no pudo hacer gran cosa con tantos y tan exquisitos alimentos. Él
también trató de utilizarlos para conseguir sonrisas, pero finalmente, viendo
que se echarían a perder, decidió ir por las calles y repartirlos entre sus
vecinos. ( 448)
11.
Aunque le costó regalar toda su cosecha, el
labrador se sintió muy bien después de haberlo hecho. Pero nunca imaginó lo que
le esperaba al regresar a casa, con las manos completamente vacías. Tirado en
el suelo, junto a la puerta, encontró su olvidado portasonrisas ¡completamente
lleno de nuevas y frescas sonrisas! ( 513)
12.
De esta forma descubrieron en aquel país la
verdadera economía de la felicidad, comprendiendo que no puede comprarse con
dinero, sino con las buenas obras de cada uno, las únicas capaces de llenar un
portasonrisas. Y tanto y tan bien lo pusieron en práctica, que aún hoy siguen
sin querer saber nada del dinero, al que sólo ven como un obstáculo para ser
verdaderamente felices ( 579)
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